Siempre he practicado deporte, incluso profesionalmente estoy vinculado con el mundo de la actividad física. Pero, aunque pueda sonar extraño, mi profesión "deportiva" no me deja demasiadas oportunidades para practicar deporte. Además, conciliar el trabajo con la vida familiar es difícil y tras ser padre por primera vez apenas había corrido en contadas ocasiones. Ahora, tras serlo por segunda vez he decidido compartir con mi hijo mayor esos momentos de carrera. Llevo apenas un mes corriendo al menos una vez por semana. Quizás sea poco para lo que corréis algunos pero para mi es un comienzo. Ayer me enfrentaba a una carrera popular de 10 kilómetros que a priori podrían ser un duro obstáculo. El reto era aún mayor tras decidir compartir esta carrera con el que espero sea compañero de futuras mañanas de domingo, o tardes de miércoles o cuando sea que decidamos salir a correr unos kilómetros. Era importante que él participase conmigo. En los entrenamientos anteriores casi siempre me acompañaba. Mientras yo corría, él me seguía con su bici orgulloso tras haber dejado atrás la fase de los "rodines". No podía renunciar a compartir este reto sin él. Sabía que en un posible momento de pájara iba a ser el impulso necesario para seguir. Como correr a mi lado con su bici no era una buena idea, y el que un niño de cuatro años y medio corriese una distancia tan larga no se le pasa a nadie por la cabeza, gracias a la colaboración de un buen amigo conseguí un Thule Glide para que mi compi pudiese hacer todo el recorrido. Al final, 54 minutos disfrutando de correr acompañado. Seguramente, y si Genoveva Bebé sigue confiando en mi para cuidar de su cochecito por un día, repetiré experiencia. Quizás cambie de acompañante en unos meses ya que el máximo peso que soporta el Thule es de 22 kilos y pronto mi "copiloto" actual no podrá ir en él. En su lugar, el pequeño de la casa pronto tendrá la edad mínima para poder acompañarme.